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sábado, 8 de enero de 2011

Susto

El hombre es de susto, se pasa el día recogiendo frases sueltas por ahí, como otros recogen perros abandonados de la  calle. Muchas de las frases tienen problemas morfológicos o sintácticos que el hombre procura arreglar antes de soltarlas de nuevo. Si están muy deterioradas, las descuartiza y aprovecha solo algunas de sus partes. El otro día, en un callejón oscuro encontró agonizando la frase: “yo pago mis impuestos, que Evo se ocupe de los bolivianos”  Era, a primera vista, una frase sencilla, directa, clara, rotunda. Pero al hombre le dio la impresión de que, pese a su excelente aspecto formal, se trataba de una frase enferma. Así las cosas, fue al médico de frases. La sala de espera estaba llena de gente con oraciones indispuestas, algunas en un estado  deplorable por culpa de una mala utilización del tiempo verbal o de la concordancia. Cuando le llegó el turno, se la mostró al doctor que con cara de susto dijo que no podía hacer nada por ella. Es una frase con problema psiquiátricos graves, dijo, es una frase de terror. El hombre, desde aquel día dejó de juntar frases callejeras.
are you scarred?
¿Con qué cosas te asustás mucho? ¿Cuánto dura un susto? ¿Un jabón, un julepe, un susto, cuál es menor? ¿El peor susto de tu vida? ¿Te asusta la oscuridad? ¿El hipo se va con un susto?

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